LA EDUCACIÓN DESDE LA PERSPECTIVA DE PAULO FREIRE
LA DIALOGICIDAD: ESENCIA DE LA EDUCACIÓN COMO PRÁCTICA DE
LIBERTAD
El diálogo es un fenómeno
humano por el
cual se nos revela la palabra, de la que podemos decir que es el diálogo mismo. Por ello hay que buscar la palabra y sus elementos constitutivos. Descubrimos así que no hay palabra verdadera que no sea una unión inquebrantable entre acción y reflexión y, por ende, que no sea praxis. De ahí que decir la palabra verdadera sea transformar el mundo.
cual se nos revela la palabra, de la que podemos decir que es el diálogo mismo. Por ello hay que buscar la palabra y sus elementos constitutivos. Descubrimos así que no hay palabra verdadera que no sea una unión inquebrantable entre acción y reflexión y, por ende, que no sea praxis. De ahí que decir la palabra verdadera sea transformar el mundo.
La palabra inauténtica no
puede transformar la realidad, pues privada de su dimensión activa, se
transforma en palabrería, en mero verbalismo, palabra alienada y alienante, de
la que no hay que esperar la denuncia del mundo, pues no posee compromiso al no
haber acción. Sin embargo, cuando la
palabra hace exclusiva referencia a la
acción, se convierte en activismo, minimiza la reflexión, niega la praxis
verdadera e imposibilita el diálogo.
Los hombres no se hacen en
el silencio, sino en la palabra, en el trabajo, en la acción, en la reflexión.
El diálogo implica un encuentro de los hombres para la transformación del
mundo, por lo que se convierte en una exigencia existencial.
Y no podemos dejar de
recordar que para él, la palabra tiene dos fases constitutivas indisolubles:
acción y reflexión. Ambas en relación dialéctica establecen la praxis del
proceso transformador. La reflexión sin acción, se reduce al verbalismo estéril
y la acción sin reflexión es activismo. La palabra verdadera es la praxis,
porque los hombres deben actuar en el mundo para humanizarlo, transformarlo y
liberarlo.
EL MÉTODO DE PAULO FREIRE
El método de Freire es
fundamentalmente un método de cultura popular, que, a su vez, se traduce en una
política popular: no hay cultura del pueblo sin política del pueblo. Por este
motivo, su labor apunta principalmente a concienciar y a politizar. Él no
confunde los planos político y pedagógico: ni se absorben, ni se contraponen.
Lo que hace es distinguir su unidad bajo el argumento de que el hombre se hace
historia y busca reencontrarse; es el movimiento en el que busca ser libre.
Ésta es la educación que busca ser práctica de la libertad.
La metodología surge de la
práctica social para volver, después de la reflexión, sobre la misma práctica y
transformarla. De esta manera, la metodología está determinada por el contexto
de lucha en que se ubica la práctica educativa: el marco de referencia está
definido por lo histórico y no puede ser rígido ni universal, sino que tiene
que ser construido por los hombres, en su calidad de sujetos cognoscentes,
capaces de transformar su realidad.
La manera en que él concibe la metodología quedan expresadas las principales variables que sirven
de coordenadas al proceso educativo como acto político y como acto de
conocimiento; éstas son: la capacidad creativa y transformadora del hombre; la
capacidad de asombro, que cualquier persona tiene, sin importar la posición que
ocupe en la estructura social; la naturaleza social del acto de conocimiento y
la dimensión histórica de éste.
Otras características del
método son su movilidad y capacidad de inclusión. Por ser una pedagogía basada
en la práctica, ésta está sometida constantemente al cambio, a la evolución
dinámica y reformulación. Si el hombre es un ser inacabado, y este ser
inacabado es el centro y motor de esta pedagogía, es obvio que el método tendrá
que seguir su ritmo de dinamicidad y desarrollo como una constante
reformulación.
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